¡Hasta pronto, Manuela!

Esta entrada la vamos a dedicar a una persona de verdad muy, muy, MUY, ENORME Y GIGANTEMENTE ESPECIAL.

Ella es nuestra querida Manuelilla. Lo ponemos asi, con el "illa", porque es casi, casi bebé todavía. En todos los aspectos: es chiquitaja, sólo 7 añitos, piernecillas de alambre que no paran de moverse, mofletes que dan ganas de comérselos... y también conserva la pureza de un corazón noble que no entiende de maldad.

También podemos llamarla Manuelaza, porque por otra parte es más mayor que muchos de nosotros. No os engañamos si decimos que Manuela tiene una fortaleza que muchos adultos no alcanzarán en toda su vida.  Junto con su bondad, este es el aspecto más destacable de esta personilla.

Llegó con ruido de cascabeles, cantando y hablando sin parar. Dando besos a diestro y siniestro. Derrochando amor y cariño por los cuatro costados. Y se marcha de la misma manera, sólo que se lleva también parte de nuestros corazones.

Manuela deja huella en toda persona que tiene el honor de conocerla. Te mira, con esos ojos inocentes, llenos de preguntas y de ganas de querer. Y ya no escapas, ¡te enamoras! Por eso sabemos que, esté donde esté, va a ser capaz de enamorar a todo el mundo, todo el mundo la va a querer y estará bien, porque cuidarán de ella. Y cuando vuelva, aquí tiene su casa, una familia, y muchas personas que la quieren de los pies hasta el alma.

Estas palabras no son una despedida, son un homenaje. A las grandes personas se les hacen homenajes, y Manuela es una de las más grandes y bellas personas que pueden existir. Quien la conoce sabe que no exagero...

Sólo esperamos, que esta semillita que es ahora Manuela se convierta en el arbol fuerte, sano y enorme que tiene que ser.

Te queremos y eres parte de nosotros mismos. Te pensamos, te queremos, te llevamos muy, muy dentro. Tu siempre estás aquí. ¡Nos vemos muy prontito!

Pequeña, que nadie te pare, cómete el mundo y sigue mirando de esa manera.